
Esta novela es el relato de los condenados al silencio, de los derrotados de la Transición. Aquí, los extremistas de izquierda y derecha, los enemigos de la Constitución, los parados de la reconversión industrial, los estudiantes contra el Gobierno, los delincuentes, las bandas juveniles o los drogadictos tienen su voz verdadera y muestran sus historias reales, tal y como fueron, sin complejos ni cursilerías televisivas.
Este es un relato salvaje donde el acoso escolar, la delincuencia, el sexo, la crueldad, los abusos, las drogas o el terrorismo etarra se tratan con la crudeza con la que realmente sucedieron en aquel Madrid convulso y violento.
Es, también, una novela generacional, en la que los nacidos en los sesenta y setenta van a reconocerse y a recordar quiénes son y de dónde vienen.
El espíritu de la frontera es una saga, el Guerra y paz del Madrid de los ochenta, una novela de aprendizaje en la que más de cien personajes unidos por la amistad y la música, viven su adolescencia y juventud en las turbulentas aguas de la España amanecida tras la dictadura.

Eduardo López Prieto (Madrid, 1966) creció en las plazoletas de Moratalaz, el parque del Retiro y los bulevares de Sainz de Baranda. Vivió la Transición mientras estudiaba en dos centros emblemáticos para la izquierda madrileña: el colegio Siglo XXI y el colegio Montserrat. Habló por primera vez en público ante un auditorio de obreros cuando solo contaba nueve años. Jipi, aventurero, explorador, experimentó con las drogas en su época más turbulenta y sobrevivió para poder contarlo. En 1986 fue uno de los impulsores del Sindicato de Estudiantes, participó en la dirección del movimiento estudiantil que puso contra las cuerdas al Gobierno de Felipe González y formó parte de la comisión negociadora con el Ministerio de Educación. Entre 1987 y 1989 trabajó como revolucionario profesional para extender la organización trotskista internacional Militant tanto en España como por Europa. Abandonada la política, dio clases de Lengua y Literatura a los presos de Alcalá Meco y, luego, a miles de adolescentes durante treinta años. Comenzó El espíritu de la frontera en Gante (Bélgica) en agosto de 2005 y finalizó su primer borrador siete años después, en Jerez de la Frontera.

